El ciclista de plomo pintado, (que lleva más de un año residiendo en la Huerta, como Cónsul de Berridilandia), sale de la sombra y toma ligero la curva hacia Belén, donde sus obligaciones le requieren para adorar al recién nacido.
No es un rey mago, ni viene de Oriente cargado de valiosos regalos; con San Nicolás o Papá Noel, no comparte ni siquiera el color de la vestimenta. Y sin embargo este peculiar diplomático posee habilidades mágicas reconocidas. En Belén se comenta, que trae escondida una sorpresa en los zurrones de su bicicleta: un misterioso presente que podrá oírse.
“¿Pero dónde se esconde ese niño divino?”, le pregunta impaciente a la estrella*, que se supone le guía desde lo alto. “Chiiiiiiiiiiissssssssst…”, le responde aquella. Aunque nadie lo haya visto aún en este Belén del Retiro, todos coinciden en afirmar que el niño está dormido.
* (La estrella es de cuero rosa, y procede de Vernazza, una de les Cinque Terre de la costa de Liguria, al sur de Génova; Vernazza, donde los muchachos se siguen tirando a las olas, desde las rocas más altas.)
P.S. Alfonso Berridi y Gabriel Faba aprovechan la presente entrada, para felicitarles las Navidades, y desearles que jueguen mucho todo el año.
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