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viernes, 4 de noviembre de 2011

Mano sarmiento


La mano de Faba que mece la cuna de este blog, aparece en muchas de sus obras y bocetos. Si el instrumento principal del dibujante  son sus ojos, las manos son los rastrillos que remueven la tierra fértil que esconden todos los soportes. Su misión es desenterrarla.
Cuentan que Miguel Ángel, cuando por fin se encontró a solas con aquel bloque de mármol tan codiciado, (por el que había pleiteado con el mismo Leonardo, y en el que habría de esculpir su David desnudo con la honda), exclamó con el cincel y la maceta en sus manos: “Ahora vamos a liberar al gigante que duerme escondido dentro de esta piedra”.
El pintor no sólo observa lo que está pintando, sino que siempre está viendo sus manos dentro de la obra. Entre las primeras pinturas rupestres, siempre hay manos abiertas, que con sus cinco dedos representan por sí mismas a toda la especie humana.
Todas las manos son hermosas por su compleja capacidad de movimiento. Hay manos sarmiento, manos flor, manos sol, manos anclas, manos banderas, manos ramas, manos de esqueleto... Siempre existirán el doble de manos que de seres humanos.
Esta mano fucsia de Faba que hoy publicamos, fue realizada en un pequeño cuaderno de papel Fabriano, traído de Italia. Está dibujada con pastel blanco, y para las sombras se han utilizado colores azules y verdes. ¿Se trata de una mano sangrienta? No. Es una mano izquierda en carne viva, que se ofrece a la vista del artífice, mientras la dibuja su mano derecha.
Las manos nunca se sienten solas, nacieron con compañera. A los pintores les sucede lo mismo, cuando no hay nada que pintar o dibujar, siempre le quedan sus manos como tema y último modelo.

Mano Sarmiento
Dibujo al pastel sobre papel Fabriano tintado
12 X 16 cms.
Gabriel Faba 2007.




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