Cuando un estuche de Compact Disk vacío se rellena, empiezan a crearse nuevas posibilidades visuales. La caja desnuda del CD comienza a emparentar directamente con el soporte de vidrio de los microscopios. A través de sus límites indeterminados, se establece una nueva entidad de visión, como un sándwich transparente relleno de plantas.
Fascinado por las posibilidades combinatorias de este azulejo rellenable, Faba lo bautizó como Ofelia. Las flores atrapadas en el estuche transparente, le recordaban a la joven Ofelia muerta, que retratara John Everett Millais, ahogada dentro de las aguas del río, con un gran racimo de flores silvestres en su regazo.
Cada Ofelia que Faba preparaba, era como una ofrenda que el príncipe Hamlet le llevara a su amada hasta su tumba de agua. Los retratos cambiantes de un florido cadáver.
Las Ofelias de Faba tendrían además la posibilidad de ir transformándose a diario, según el tiempo que permaneciesen clausuradas en sus cajas. Las flores de esta imagen se emparedaron hace más de 6 años; entonces lucían fucsia brillante.
RUEGOS FINALES
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